El censo del rey David

El supuesto bien que acarreo un gran mal

Las malas decisiones del rey David provocaron la ira de Dios, y con ello la vida de 70.000 personas.

Era el año 1017, en el mes de Tamuz, a los 24 días del mes, que en las regiones espirituales se levantó Satanás en contra del pueblo de Dios, e incitó al rey David para hacer censo de Israel y Judá. A lo cual, accedió bajo su propio entendimiento, y orgullo. De manera que, mandó a Joab (general del ejército y sobrino de David) y a los príncipes del pueblo, diciendo:   

- Id, haced censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, e informadme sobre el número de ellos para que yo lo sepa.   

Más el general extrañado, respondió al rey:   
- Añada Yahveh a su pueblo cien veces más, rey señor mío; ¿no son todos éstos siervos de mi señor? ¿Para qué procura mi señor esto, que será para pecado a Israel?    

Pero, el rey no desistió, demostrando así, cuanto había cerrado sus ojos al principio de la justicia y a la verdad que debían caracterizarle. Por consiguiente, luego de un tiempo, Joab y los demás salieron y acamparon en Aroer, se dirigieron a Galaad, luego a la tierra de Hodsi, a Danjaán, y a los alrededores de Sidón. Fueron a la fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y cananeos, y salieron al Neguev de Judá que está en Beerseba.  

Luego de 9 meses y 20 días, los siervos volvieron a Jerusalén, y Joab presento delante del rey el número, según los hombres que desenvainan espada en Israel y en Judá, los cuales son 1.570.000.  
 
Y esto desagrado en gran manera a Dios, el cual hirió a Israel ese mismo día; entonces, David dijo a Yahveh:    
- Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Yahveh, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.   

A la mañana siguiente, el 21 del mes de Iyar, Dios habló a Gad (profeta, escriba; y vidente del rey) diciendo:   
- Ve y di a David: Así ha dicho Yahveh: Tres cosas te ofrezco; tú escogerás una de ellas, para que yo la haga.  

De manera que, vino Gab al rey y le propuso tres opciones diferentes para que escogiera según la Palabra de Dios; siete años de hambre en la tierra de Israel; huir por tres meses delante de sus enemigos, o que por tres días hubiera peste en la tierra de David y que el ángel de Yahveh destruyera todos los términos de Israel.  A lo que el rey David con angustia, pidió el caer en las manos de Yahveh.   

Por ende, envío Dios desde la mañana hasta el día tercero la plaga, y murieron 70.000 hombres; de igual manera, Dios envió su ángel para efectuar la destrucción. No obstante, por su misericordia, cuando el ángel estaba en el acto, Dios le mandó que se detuviera. En aquel momento, David alzó sus ojos y presencio al ángel que estaba en el aire, junto a la era de Ornan jebuseo con la espada desenvainada, y extendida contra el pueblo.  

Por tanto, David con gran humillación, duelo, y tristeza por la necedad y locura con que había actuado, junto a los ancianos, se postraron cubiertos de cilicio, y dijo:   
- Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.

Por lo que, él ángel ordenó al profeta Gab que dijera a David, que subiera a la heredad de Ornan y construyera un altar a Yahveh, y Gab lo hizo. Por lo cual, subió el rey, y volviéndose Ornán vio al ángel, y a David junto con sus siervos que venían con gran diligencia hacia él; Ornan salió de la era, y se inclinó ante David, y dijo:   
- ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo?   

De forma que, David expreso su intención de comprar la era, y edificar un altar a Yahveh, para que cesará la mortandad del pueblo. A lo que, Ornán con corazón generoso y dispuesto, presentó gratuitamente todo lo que tenía. Pese a ello, el rey mantuvo su intención y se le pago a Ornán seiscientos siclos de oro, y construyó David un altar a Dios, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó el nombre de Yahveh, quien oyó las súplicas desde la tierra, y le respondió por fuego desde los cielos hacia el altar, y Yahveh habló al ángel, y este envaino su espada, e igualmente la plaga cesó.  

De esta manera, se es posible visualizar que Dios no hace acepción de personas, él no tiene por inocente al culpable, y todo lo que el hombre cosecharé esto también recogerá. El hecho enseña una razón más para temer a Dios y obedecerle con corazón sincero, esforzado, y valiente; además, es posible a partir de esto, tomar decisiones para que nuestra confianza solo dependa de Dios. Por lo demás, con respecto a David, aquello que le ocurrió permite visualizar y tener un claro ejemplo – en este caso – para no seguir, y esto referido a que el mismo, dejo ser arrastrado por el engaño del diablo y una vez que cayo, las consecuencias fueron graves. 


Referencias 

Reina Valera (1960)  
S3 E8: Sustenance | The Chosen. (s/f). 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Teoría del color para tus proyectos